Corría Diciembre del 2001 y recuerdo que la crisis se palpaba en todas las cosas, incluso por pequeñas que fueran. Aquel 31 a la noche casi no hubo cohetes ni festejos, la noche estaba apagada como nunca antes. Cuando brindamos por el año nuevo los deseos para el 2002 fueron básicos, poder sobrevivir. El tradicional abrazo familiar fue mas fuerte que nunca porque era lo único que teníamos para darnos animo, terminado el brindis de las 00.00 no había forma de desear prosperidad y buenos augurios. Tantas cosas habían pasado en tan poco tiempo que era imposible saber cuan profundo era el pozo en el que estábamos.
No había forma de imaginar una salida a la crisis, la incertidumbre gobernaba cada noticia que escuchábamos, cada comentario que llegaba desde la calle, cada presagio que vertían analistas, políticos, periodistas, todo era desalentador. La miseria de un país quebrado, la seguidilla de presidentes sacada de una comedia barata, el poder económico soltándonos la mano, una larga historia de corrupción, toda esta mezcla de mierda creaba un clima ideal para el cambio. Era el momento justo para empezar de nuevo, para vivir de la ilusión de poder sobreponernos a todo lo que nos paso, la oportunidad de reivindicarnos, de crear un país mejor, de ver desaparecer a los actores de la vieja política. Un momento como ese demandaba una sociedad a la altura de las circunstancias, dispuesta a torcer su destino y construir algo mejor. En esos días sentí que gracias a haber pasado por lo peor logramos empezar a cambiar, ya no quedaba nada por perder, estaba convencido que habíamos decidido como sociedad no seguir por el mismo camino, solo restaba comenzar a levantarnos.
Ocho años después veo un mundo que me recuerda mucho a aquellos momentos que me tocaron vivir. Después de meses y meses (desde el 2007) de crisis por doquier, de noticias nefastas y pronósticos negros, se empiezan a escuchar voces en todo el mundo que comienzan a sugerir que estamos ante un punto de inflexión, un cambio profundo en el capitalismo, una novación. Pero para vivirla tendremos que seguir capeando el temporal por mucho tiempo mas, con la esperanza que al final tendremos un mundo mejor.
Debo decir que inocentemente volví a creer que ese cambio estaba ocurriendo, que esta vez nos tocaba caer a todos juntos y que ahora si íbamos a aprender la lección. Flor de boludo, no?
Imaginen un clásico final de película hollywodense, luego de 2 horas en el cine viendo como se suceden catástrofes tras catástrofes, penurias y sufrimiento por doquier, angustia y dolor. Por fin la música estridente y los sonidos oscuros dejan de escucharse en el cine, el lúgubre tono sepia de la cinta se fusiona y desaparece dejando lugar a un paisaje natural con verdes y azules. Aparece en escena el presidente de Estados Unidos detrás de un estrado montado al aire libre, vestido austeramente, sin custodia, detrás se observa fuera de foco a su familia. Sin ningún guión ni discurso para leer, el presidente comienza a improvisar un discurso que da inicio a la etapa de reconstrucción. La cámara fija en su rostro va mostrando como lentamente se desdibujan los rasgos de preocupación y da la impresión que la esperanza se dibuja en su cara, uno le cree y se emociona Al finalizar el discurso la cámara por primera vez enfoca al publico que aprueba con entusiasmo las palabras de su líder festejando el comienzo del cambio. Las imagenes que se ven muestran a un publico diferente, diezmado por la crisis, pobre y sufrido, nada que ver con el que se ve al principio de la película. La cámara se eleva, se comienza a escuchar una canción acorde a las circunstancias y mientras el foco se va abriendo se ven rastros de fuego y destrucción, un paisaje que muestra a una cuidad en ruinas. Títulos, la gente se para y se va a la bosta.
Me falto agregar que en esa película el presidente es sin lugar a dudas de color, ya que ese rasgo es una metáfora para el cambio Se ve que los americanos siempre tuvieron un deseo oculto y prohibido con esta imagen porque les llevo sus buenos años hacerla realidad.
Lindo bodrio de película, no? Creíble como que existen los hobbits, aunque cosas increíbles están ocurriendo, hay un presidente negro en Estados Unidos.
Están dadas las condiciones para un mundo mejor? Bueno, debo decir que viendo como estamos en argentina 8 años después diría que me cago en los cambios. Nada de lo que imagine paso, todo sigue igual. Así somos y nada va a cambiar nunca. Esta vez la esperanza tendrá que encontrar otras excusas para convencerme, no hay nada que hacer. Esperar puede ser una linda opción, escribir pelotudeces como esta también. Comer un rico asadito mientras podamos, conservar a nuestros seres queridos lo mas cerca posible. Ahh y si me sobran unos mangos me compro algunas acciones del citi, que estan baratitas.